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Decapitar una Suculenta (Etiolada o No)

Revive tu Planta con este Sencillo Proceso

Las suculentas son plantas fascinantes conocidas por su resistencia y belleza. Sin embargo, a veces pueden presentar algún problema de enfermedades, plagas, etiolación… Este último caso ocurre cuando la planta no recibe suficiente luz y comienza a estirarse en busca de ella, tal como explicamos en este artículo.

Afortunadamente, existe una solución simple para revitalizar una suculenta: la decapitación. Hoy aprenderemos a decapitar una suculenta y los pasos a seguir para asegurar el éxito de este proceso.

¿Qué es la Decapitación de una Suculenta? Decapitar una suculenta (etiolada o no) implica cortar la parte superior de la planta afectada. Este proceso estimula el crecimiento de nuevos brotes desde la base de corte, lo que permite a la planta recuperar su forma compacta y saludable. Además, la decapitación puede ayudar a eliminar partes dañadas o enfermas de la planta, promoviendo así su crecimiento y desarrollo futuros. Es utilizada también como medio para reproducir las plantas suculentas.

Digamos que, si la planta está medianamente sana, tras la decapitación tendremos: por una parte la base de la planta con su raíz (puedes dejarla tal cual y seguir regando para que se reproduzca) y por otra la “cabeza” de la planta. Al final de la descripción del proceso te indicamos qué hacer con ella.

Decapitar una Suculenta (Etiolada o No)

Pasos para Decapitar una Suculenta Etiolada:

  1. Preparación:
    • Reúne tus herramientas: necesitarás un par de tijeras o un cuchillo afilado y desinfectado con alcohol, guantes de jardinería y un recipiente con agua limpia.
    • Escoge el lugar adecuado: busca un área bien iluminada pero no directamente expuesta al sol abrasador para realizar el procedimiento.
  2. Identifica la Parte a Decapitar:
    • Examina tu suculenta y localiza la parte superior que deseas cortar. Si está etiolada este punto suele ser la parte alargada y débil de la planta. Si está enferma procura deshacerte de toda la zona afectada.
  3. Corte Preciso:
    • Con cuidado, realiza un corte limpio y recto justo por encima de un nudo de hojas sanas. Asegúrate de que el corte sea lo más perpendicular posible para fomentar un proceso de cicatrización eficaz.
  4. Deja que la Herida Cure:
    • Deja la parte cortada al aire libre durante uno o dos días para que la herida se seque y cure. Esto ayudará a prevenir la entrada de enfermedades oportunistas. Puedes aplicar polvo de azufre en esta parte del proceso para acelerar la cicatrización y prevenir plagas. Aplica el azufre (o canela) en las dos cicatrices: la de la base y la de la “cabeza” de la planta.
  5. Colocación en Agua (Opcional):
    • Si lo deseas, una vez el corte esté seco, puedes sumergir la parte cortada en agua limpia durante unos días para permitir que desarrolle raíces antes de trasplantarla en suelo.
  6. Trasplante:
    • Una vez que la parte cortada ha desarrollado raíces (si optaste por el método de enraizamiento en agua), trasplántala en una mezcla de suelo para suculentas bien drenado y colócala en un lugar con buena luz pero evitando la exposición directa al sol durante las primeras semanas.
    • Si la dejaste secar puedes plantarla al cabo de una semana. En ese caso no riegues hasta que las raíces asomen: limítate a pulverizar un poco de agua en el sustrato. Esto evitará la pudrición del tallo.

La decapitación de una suculenta es una técnica efectiva para revitalizar una planta afectada por etiolación o alguna enfermedad e incluso daños severos por plagas. El tallo que quedó con raíz puede quedarse plantado y regarlo algo menos que de costumbre. Al cabo de un tiempo (dependiendo del clima, estación del año…) saldrán hijuelos por la zona de corte. Los podrás independizar más adelante, cuando tengan el tamaño suficiente como para sobrevivir sin el tallo de la planta madre. Recuerda que es muy importante realizar los cortes con cuidado y utilizar herramientas desinfectadas para garantizar el éxito del proceso.

¡Hasta la próxima!

Procesando…
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